diumenge, 21 de gener del 2024

BENVINGUTS DE NOU! COMENCEM PARLANT D'IMMIGRACIÓ

Després d'un llarg període de temps, torno a engegar el bloc, en el que, a més de les produccions pròpies, també hi hauran traduccions d'articles que em semblin prou interessants.

I comencem justament amb un article traduït de diari digital Mediapart sobre la immigració.


Inmigración: "La retórica del puente aéreo es puramente ideológica".

En su libro "L'exil, toujours recommencé", la socióloga Anne-Claire Defossez y el antropólogo Didier Fassin hacen una crónica de la frontera franco-italiana y de las rutas migratorias que conducen a ella. Temen los efectos "deletéreos" de la ley de inmigración.

 

Nejma Brahim

20 enero 2024

 

Tierra de paso desde hace más de mil años, la frontera franco-italiana ha visto cómo un nuevo público llamaba a sus puertas en los últimos siete años. Personas en busca de refugio, primero procedentes del África subsahariana, luego de Marruecos, Afganistán o Irán, y más recientemente de Sudán o Eritrea, han intentado llegar a Francia, tras viajes de varios años, para instalarse aquí o continuar su periplo migratorio hacia otros países europeos.

Obligados a adaptarse constantemente, se ven inmersos en un "exilio que nunca termina", como refleja el título del libro publicado por Seuil por Anne-Claire Defossez, socióloga e investigadora en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (EE.UU.), y Didier Fassin, antropólogo y director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS). Ambos pasaron cinco años en la frontera para comprender los problemas y la evolución de la situación. Existe una "genealogía de la racialización de la frontera", afirman. "No se trata a todo el mundo de la misma manera", señala Didier Fassin en nuestra entrevista.

Frente a la reciente militarización de esta zona, y las deportaciones y muertes provocadas por el endurecimiento de los controles, describen la ineficacia de las políticas adoptadas por los dirigentes franceses, y la red de solidaridad que ha crecido junto a ellas, a menudo criminalizada por las autoridades aunque demuestre una "hiperobediencia a la ley" (Didier Fassin), así como una "forma de resistencia a los abusos del Estado" (Anne-Claire Defossez). Recordar constantemente al Estado las obligaciones que no respeta en virtud del derecho nacional e internacional, en nombre de una política de cifras que sólo pretende confirmar las fantasías de la extrema derecha.

 

Mediapart. Ustedes han trabajado durante cinco años en la frontera franco-italiana. ¿Qué la caracteriza?

Anne-Claire Defossez: En primer lugar, las montañas. Cruzarla significa tanto exponerse al peligro como escapar de las fuerzas del orden. Es una frontera más difícil de controlar. Y en esta pequeña zona, hemos visto desarrollarse en los últimos cinco años un movimiento de solidaridad, con una movilización ciudadana muy fuerte.

Didier Fassin: El paso de Montgenèvre, que es uno de los más bajos de esta región de los Alpes, ha sido un punto de paso durante al menos dos mil años entre lo que hoy es Italia y Francia, que antes eran Piamonte y Dauphiné. Por aquí han pasado ejércitos, saqueadores, comerciantes y trabajadores en viajes temporales en ambas direcciones, así como personas en busca de protección.

Anne-Claire Defossez: Se alternaba la apertura y el cierre, con algunas personas deseables y otras indeseables. Así que hay una especie de continuidad, con perfiles que han evolucionado según las condiciones históricas y políticas. En los archivos encontramos cartas enviadas por las autoridades que podrían copiarse y pegarse con algunas de las declaraciones actuales sobre la doble dimensión retórica de la hospitalidad y la firmeza.

 

2015 marca un punto de inflexión diferente para la región de Briançonnais. ¿A qué se debe?

Didier Fassin: 2015 y 2016 fueron testigos de una gran afluencia de personas procedentes de Siria, como consecuencia de la guerra civil, y también de Afganistán. Al mismo tiempo, los africanos subsaharianos llegaban a la frontera franco-italiana, en un número muy reducido y por diferentes motivos. A menudo llegaban en condiciones inadecuadas, cruzando un paso difícil, el Col de l'Echelle, con heridas o congelaciones que a veces requerían hospitalización y amputaciones, lo que conmocionaba a los lugareños. Pero 2015 también fue el año de Aylan Kurdi, que apareció muerto en una playa de Turquía, dando origen al movimiento local Pas en notre nom, que un año después se convirtió en Tous Migrants, la mayor asociación local de defensa de los derechos de los exiliados en la frontera.

 

En su opinión, no hay una ruta de los Balcanes, sino "rutas de los Balcanes". ¿Por qué lo dicen?

Anne-Claire Defossez: Las rutas cambian en función de las dificultades encontradas en el camino, de las indicaciones de los contrabandistas y de la información intercambiada. Los exiliados tienen que adaptar constantemente su ruta cuando se encuentran con nuevos obstáculos. Así que pueden ir más al sur, más al norte, a veces probar una ruta y luego volver atrás e intentar otra.

Didier Fassin: La frontera croata es extremadamente violenta. La policía suele ser extremadamente brutal, destruye las pertenencias y la ropa de los exiliados y les propina palizas antes de devolverlos al lado bosnio. En los últimos dos años, parte de la ruta se ha desplazado al lado húngaro, un país muy difícil de penetrar.

Los exiliados también eligen su destino final. Suelen ir por el sur para llegar a Francia o España, o más al norte para llegar a Alemania. Encerrados en campos o cárceles, parando para trabajar y reunir el dinero necesario para continuar su viaje, a menudo pasaban varios años en la carretera.

 

Ustedes dicen que los magrebíes toman cada vez más la ruta de los Balcanes para evitar hacerse a la mar. Pero la emigración desde la costa argelina hacia el sur de España, o desde Dajla (Sáhara Occidental) hacia Canarias, no se ha detenido, e incluso ha aumentado. ¿Tiene cifras al respecto?

Anne-Claire Defossez: Es difícil obtener cifras precisas. Las personas que conocimos en Briançon eran principalmente marroquíes, que habían llegado por la ruta de los Balcanes vía Estambul. Había muchos menos argelinos y tunecinos. Pero si hubiéramos investigado en el País Vasco, habríamos visto a todos los que llegaban vía España.

 

En cualquier caso, se nota un cambio en las nacionalidades, como documenta Mediapart.

Anne-Claire Defossez: Este cambio refleja el desorden en el mundo. Al principio, eran hombres jóvenes del África subsahariana, luego, durante dos años, sólo llegaron afganos e iraníes, a menudo en familia, y después hombres del Magreb. En 2023, vuelven a ser africanos, sobre todo sudaneses, algunos de los cuales se habían instalado en Túnez huyendo de la actual política xenófoba. Así que ahí está el lío en el que está metido el mundo, pero también la forma en que circula la información y se advierte de los peligros.

 

Entre las razones para marcharse, encontramos la violencia, pero también el deseo de descubrir un "otro lugar", y los efectos de la colonización, con una forma de apego a Francia y a la lengua... ¿Qué es lo que más les ha llamado la atención?

Didier Fassin: Hay varias razones. En primer lugar, la violencia física y las amenazas contra sus vidas, como las minorías hazara en Afganistán, los manifestantes contra el régimen iraní o los nigerianos atacados por Boko Haram. Muchos tienen que marcharse en circunstancias a veces trágicas y apresuradas.

También hay violencia doméstica, con mujeres que huyen de la brutalidad de sus maridos o de la presión de sus padres, y violencia familiar, contra los hijos por ejemplo tras la muerte de su padre. Por último, existe otra forma de violencia, estructural, vinculada a la pobreza. Es la falta de futuro en su país lo que empuja a algunos a marcharse, sobre todo a los magrebíes, que han estudiado pero se ven reducidos al paro u obligados a aceptar trabajos no cualificados.

Anne-Claire Defossez: En cuanto a las relaciones con los países antiguamente colonizados por Francia, son un recordatorio de que tenemos una historia conectada. A la larga historia de los imperios coloniales, hay que añadir la corta historia de las operaciones militares en Libia y el Sahel y el extractivismo de las multinacionales, en particular en los sectores minero y petrolero, que desestabilizan estas regiones. Esta historia está presente en el imaginario de algunos.

Conocimos a adolescentes africanos cuya visión de Francia era la de los libros o las historias familiares, hasta el punto de que algunos llevaban los apellidos de antiguos presidentes franceses. Puede que tuvieran una visión idealizada de nuestro país, pero también tenían claras las dificultades que les esperaban una vez cruzada la frontera.

 

Se les devuelve regularmente en la frontera...

Anne-Claire Defossez: En nuestra muestra, la mayoría de la gente pasa sin ver a la policía. Luego están los que son parados, quizás varias veces seguidas. Pueden ser hasta cuatro veces. La policía, cuya misión es controlar la frontera, se extralimita regularmente al infringir la ley que debe hacer cumplir, sobre todo cuando devuelve a solicitar asilo a personas que tienen derecho a entrar en el país.

Didier Fassin: Los pocos miles de devoluciones identificadas cada año no dan ninguna indicación del número real de personas que cruzan la frontera, ya que algunas no se cuentan y otras se cuentan varias veces. En cambio, podemos hacernos una idea bastante precisa de cuántas personas entran en el país a través de esta frontera gracias a las estadísticas que lleva el refugio solidario de Briançon. Por término medio, entran entre 3.000 y 4.000 personas al año.

 

¿En qué sentido existe una "genealogía de la racialización de la frontera"?

Didier Fassin: No todo el mundo recibe el mismo trato. Los europeos blancos pueden cruzar por carretera sin ser controlados. Otros no. El aspecto físico es, por tanto, un elemento de discernimiento. Para evitar ser acusados de discriminación racial, algunos policías nos explicaron que cuando veían a personas de color en un coche, controlaban también a los de delante y detrás.

Anne-Claire Defossez: Rechazan el término "perfil racial" y dicen que es una cuestión de experiencia o intuición. Esto oculta la realidad de la situación. Cuando un autobús va de Italia a Francia, se controla sistemáticamente a las personas racializadas. Lo mismo en el tren.

Didier Fassin: La historia demuestra que no es sólo una cuestión de color. Es sobre todo una cuestión de construcción social. La racialización ya existía en el siglo XIX con respecto a los piamonteses, cuya diferencia se esencializaba para estigmatizarlos. En todas las fronteras europeas, la cuestión de la religión también se está convirtiendo en un factor importante. Por ejemplo, los exiliados de Oriente Próximo y el Norte de África reciben mejor trato en Bosnia, de mayoría musulmana, que en Croacia.

 

La Unión Europea externaliza cada vez más la gestión de sus fronteras a terceros países, y no a cualquier precio en términos humanos. Nos acordamos de Matyla y Marie, que murieron de sed en el desierto entre Túnez y Libia el verano pasado.

Didier Fassin: En 2015, a instancias de la UE, Níger aprobó una ley muy represiva contra los contrabandistas y los exiliados. Esto ha llevado a los contrabandistas a transportar personas a través del Sáhara por carreteras con muy poco tráfico. Si se averían, quedan aislados de todo. Muchos permanecen en el desierto varios días, y los más vulnerables -mujeres y niños- mueren de sed. Según el Proyecto Migrantes Desaparecidos, esta ley ha multiplicado por ocho el número de muertes en esta zona. Estas son las consecuencias de esta política europea en terceros países. La externalización permite no ver lo que ocurre y puede dar la impresión de que ocurre en otro lugar, cuando se aplica a petición de la UE, con su dinero. Hay una violencia política de la frontera.

Anne-Claire Defossez: Esta política no detiene por ello los flujos migratorios. Hace que los pasos fronterizos sean más peligrosos y más mortíferos. Por tanto, tiene un coste humano y financiero considerable en un contexto mundial de aumento de los movimientos de personas en busca de protección, la mayoría de las cuales, conviene recordarlo, se desplazan dentro de su propio país o hacia un país vecino, no hacia Europa.

 

¿Es este el "espectáculo de la frontera" que describe en su libro?

Didier Fassin: El número de policías en el Briançonnais se ha multiplicado casi por diez en una década. La única explicación posible para una política tan costosa e ineficaz es el deseo de mostrar que el Estado "hace algo". Es un espectáculo que oculta la violencia y las irregularidades, pero muestra los recursos humanos y tecnológicos desplegados para responder a los ataques de la derecha y la extrema derecha.

 

¿Qué impacto tiene una política nacional como la italiana en la trayectoria migratoria de los exiliados?

Anne-Claire Defossez: Cuando abandonan su país, las personas esperan encontrar un refugio donde establecerse. Pero viven con una espada de Damocles sobre sus cabezas. Basta un cambio de política para que tengan que partir de nuevo. La llegada de Matteo Salvini al poder en Italia es un ejemplo de ello. Los africanos con alojamiento y trabajo han tenido que marcharse, al ver que no se les renovaba el permiso de residencia. También fue el caso de los afganos en Irán y de los sirios en Turquía. Esto es lo que nos lleva a hablar de nuevo de exilio.

 

¿Podemos temer efectos contraproducentes de la ley de inmigración aprobada en Francia?

Didier Fassin: Los efectos serán sin duda nefastos para los exiliados y los extranjeros en general. Se ha producido un cambio: al alargar los plazos para obtener derechos sociales, estamos aumentando la ilegitimidad de toda la población inmigrante, lo que se suma a su inseguridad y estigmatización. En cuanto al objetivo declarado de reducir el número de personas que entran en el país, tendrá poco impacto. Ya se están desplegando importantes recursos. La OQTF (obligación de abandonar el territorio francés) se utiliza cada vez más, a menudo por razones equivocadas, y está siendo anulada por los tribunales. Sobre todo, la ley hará la vida más difícil a todos los extranjeros.

Anne-Claire Defossez: Esta política se basa en la falsa idea de que Francia es un país demasiado atractivo. Por tanto, hay que reducir su atractivo para que no sea deseable para los extranjeros. Sin embargo, los que intentan cruzar la frontera en busca de un lugar menos peligroso para vivir no saben nada de la AME (ayuda médica estatal) ni de la asistencia social. Toda la retórica sobre la "sequía" es puramente ideológica.

 

¿La solidaridad que ha visto en esta frontera tenderá a reforzarse en este contexto político?

Anne-Claire Defossez: Seguirá existiendo. Se basa en personas muy comprometidas que, sea cual sea su trayectoria personal, se implican en una acción cada vez más política, ya que comprenden que la condición de los exiliados es producto de la actuación de los poderes públicos. Se ha convertido en una forma de resistencia a los malos tratos del Estado. La fuerza de esta solidaridad es también su diversidad y su constante renovación. Por encima de las diferencias políticas, todos se unen en torno a la idea de una acogida incondicional, incluso en tiempos de crisis.

Didier Fassin: Hoy en día se habla mucho de desobediencia civil. Pero en el caso de los merodeadores y los recepcionistas, deberíamos hablar de hiperobediencia a la ley, que se cuidan mucho de respetar. De hecho, son ellos quienes recuerdan al Estado que es él quien no respeta la ley. Tampoco tiene en cuenta los convenios internacionales sobre los derechos de los exiliados.

  

Nejma Brahim tiene vínculos muy fuertes con Argelia, y le interesa especialmente el fenómeno de la emigración clandestina por mar desde el Magreb. Se especializó en periodismo tras estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Montpellier. Trabajó mucho tiempo como voluntaria en la cadena de televisión por Internet Kaïna TV, en el barrio popular de La Paillade. Como freelance durante tres años, cubrí principalmente temas sociales (barrios obreros, igualdad de género, migración, discriminación, incluidas cuestiones internacionales). Desde 2020, soy periodista en la sección de Internacional de Mediapart, centrada por completo en la migración. A finales de enero saldrá su nuevo libro "2€ de l'heure: La face cachée de l' "intégration" à la française".

 

Entrevista publicada en francés en Mediapart: https://www.mediapart.fr/journal/international/200124/immigration-la-rhetorique-de-l-appel-d-air-est-purement-ideologique?utm_source=quotidienne-20240120-184421&utm_medium=email&utm_campaign=QUOTIDIENNE&utm_content=&utm_term=&xtor=EREC-83-[QUOTIDIENNE]-quotidienne-20240120-184421%20&M_BT=1147531449219


diumenge, 12 de juliol del 2020

Política industrial


Tot just ahir a El Punt Avui em publicaven aquest article:

Tribuna

Política industrial

Amb l’anunci de la marxa de Nis­san i les seves impor­tants reper­cus­si­ons sobre els tre­ba­lla­dors (uns 25.000 amb les empre­ses que en depe­nen), sobre les empre­ses sub­con­trac­ta­des o/i proveïdores, sobre la indústria, la pro­ducció, les inver­si­ons, les ren­des i l’eco­no­mia cata­lana en el seu con­junt, ha tor­nat a pri­mer pla la neces­si­tat que el país tin­gui una política indus­trial estratègica i activa (cosa que, malau­ra­da­ment, només passa quan s’està davant d’una crisi com aquesta).

De fet, des de l’eco­no­mia pre­do­mi­nant, espe­ci­al­ment a par­tir dels ini­cis del neo­li­be­ra­lisme als anys 1980, i pre­co­nit­zada i impo­sada per la Unió Euro­pea (UE), s’ha pro­po­sat una política indus­trial pas­siva i incon­di­ci­o­nada, ano­me­nada horit­zon­tal, cre­ient que el mer­cat anirà solu­ci­o­nant tots els pro­ble­mes que vagin apa­rei­xent i que l’única cosa que cal fer és esta­blir un marc com­pe­ti­tiu (pas­si­va­ment) per a les empre­ses. Aquesta és la línia de política indus­trial, amb alguna excepció tem­po­ral que ha tin­gut mol­tes difi­cul­tats, que s’ha seguit a Espa­nya, i també a Cata­lu­nya. “La millor política indus­trial és la que no exis­teix”, va dir el Sr. Solc­haga (minis­tre d’Indústria “soci­a­lista”) a prin­ci­pis dels 1980, i des d’ales­ho­res tant la dreta com la “supo­sada” esquerra s’han dedi­cat a pri­va­tit­zar les prin­ci­pals empre­ses indus­tri­als que hau­rien pogut jugar el paper de motors del sec­tor. Al mateix temps, el sis­tema finan­cer va aban­do­nar la indústria per a dedi­car-se als nego­cis espe­cu­la­tius en els mer­cats finan­cers i els sec­tors turístic i immo­bi­li­ari.

Hi ha, però, una altra política indus­trial pos­si­ble: estratègica, activa, amb plans d’inversió i de par­ti­ci­pa­ci­ons en el capi­tal selec­tius i con­di­ci­o­nats (ano­me­nada ver­ti­cal) que, com han demos­trat dife­rents autors, ha de ser necessària­ment inter­ven­ci­o­nista i pla­ni­fi­cada. I així va ser (i és) al Regne Unit (i a quasi tots els altres països euro­peus), als EUA i a la majo­ria de països asiàtics que s’han desen­vo­lu­pat més recent­ment. Això implica la pos­si­bi­li­tat d’ajuts d’estat, uti­lit­zació selec­tiva de les com­pres públi­ques, recerca i inno­vació públi­ques o naci­o­na­lit­za­ci­ons totals/par­ci­als en aque­lles empre­ses/sec­tors que es con­si­de­ren de caràcter estratègic o fona­men­tal per al país, per tal de man­te­nir les inver­si­ons, els llocs de tre­ball i la via­bi­li­tat de les empre­ses. Evi­dent­ment, és impor­tant esta­blir les mane­res, més democràtiques i com­par­ti­des, de par­ti­ci­pació en l’orga­nit­zació i gestió d’aques­tes actu­a­ci­ons.

Aquest tipus de política indus­trial està pro­hi­bida, o molt limi­tada, per la nor­ma­tiva de la UE, encara que alguns països del Nord, espe­ci­al­ment Ale­ma­nya i els seus lands (i algu­nes regi­ons en altres països), no hagin dei­xat de prac­ti­car-la. I actu­al­ment, amb la crisi de la Covid, les nor­mes sem­bla que s’han rela­xat, com es pot veure amb les aju­des d’estat que es per­me­ten a algu­nes empre­ses aèries (Luft­hansa, Ali­ta­lia), o del sec­tor sani­tari o l’apro­vació d’un fons ale­many de 500 bili­ons d’euros (la mei­tat del PIB espa­nyol) amb aquesta fina­li­tat. Fins a quin punt es per­metrà fer això a Espa­nya o Cata­lu­nya tenint en compte el paper geo­polític que sem­bla que tenim assig­nat com a recep­tors de turis­tes i jubi­lats dels països del Nord d’Europa?

Crisi econòmica i pandèmia: possibles alternatives


Ja fa uns dies, a Catarsi Magazin em varen publicar aquest article:

Crisi econòmica i pandèmia: possibles alternatives

És possible d'utilitzar la crisi per donar la prioritat al manteniment i la millora del nivell de vida de la majoria de la població? Quin tipus d'enfocament econòmic i quines forces socials es necessiten per implementar-lo
 
25 de juny de 2020
 
La pandèmia de la COVID-19 ha fet parar el funcionament «normal» de l’economia mercantil capitalista. El que ha continuat funcionant ha estat gràcies a les mesures preses pels estats: bàsicament un cert manteniment dels ingressos via l’atur parcial que suposen els ERTOs, i els préstecs garantits i altres ajudes a les empreses i autònoms que, almenys teòricament, haurien de compensar les pèrdues en la seva xifra de vendes i la seva rendibilitat. I també per la Unió Europea (UE), mitjançant un fons de garantia per crèdits del Banc Europeu d’Inversions (BEI), un fons de reassegurança (SURE) a les suspensions d’ocupació o reduccions de jornada, una línia de crèdit temporal i excepcional del Mecanisme Europeu d’Emergència (MEDE) per mesures sanitàries relacionades amb la pandèmia, i sobretot, la intervenció del Banc Central Europeu (BCE) per a comprar deute públic i privat en el mercat secundari (fins ara per 1,5 bilions d’euros), és a dir que el BCE els hi recompra als bancs privats després que aquests l’hagin comprat inicialment, ja que el BCE no el pot comprar directament. A més, ara la Comissió Europea (CE) ha proposat un Fons de Recuperació de 750 bilions d’euros que veurem com acabarà després del llarg procés de negociació que li espera en el marc de la UE.

És a dir, els estats i la UE, el sector públic en definitiva, ha substituït temporalment al mercat com a font de finançament i com a forma de funcionament de l’economia. Una espècie de «socialisme» de la que no s’ha d’oblidar la seva naturalesa real i verdadera: no hi ha, en general, intervenció sobre la producció de béns i serveis (com sí que passa quan hi ha una guerra o en una societat que estigui realment en transició al socialisme) sinó que del que es tracta és de preservar l’economia capitalista de mercat amb una certa «congelació» de l’economia. No es tracta de modificar res essencial del funcionament de l’economia capitalista, sinó de mantenir tot el que sigui possible en espera que es pugui tornar a la «normalitat» com més aviat millor. Per a la gran majoria de països capitalistes del que es tractaria, si fos possible, és de mantenir aquesta situació de tutela de l’estat sobre l’economia, el que alguns han anomenat «socialisme de congelació», durant el menor temps possible. Des d’aquest punt de vista, el que es voldria és que un cop hagi passat l’amenaça sanitària, s’hagin pogut preservar els ingressos per tal que torni el consum, les empreses puguin vendre i recuperar els seus nivells d’activitat i els seus marges de benefici. Aquesta dinàmica potser podria funcionar si la crisi sanitària hagués estat curta però, des del moment que s’ha allargassat, aquesta «congelació» de l’economia no evita la degradació de les oportunitats que es pugui recuperar ràpidament, tal com es preveu per part de la major part dels organismes internacionals públics (el darrer l’OCDE) i també dels centres de predicció privats.
En la situació actual, la crisi econòmica segueix la seva pròpia dinàmica autònoma. Des del punt de vista de l’oferta, les restriccions que afecten tant al treball com a les cadenes de proveïdors acaben per fer reduir la capacitat de producció de les empreses, i mentrestant alguns sectors romanen en «estat de confinament» de forma duradora (turisme, restauració, espectacles, cultura, …). I malgrat les ajudes de l’estat o la UE que s’han esmentat abans, l’impossibilitat, total o parcial, de vendre els productes i els serveis persistirà durant un temps que afectarà la rendibilitat de moltes empreses que hauran de plegar o d’ajustar la seva oferta a aquesta nova situació per a intentar mantenir una rendibilitat mínima. Preocupades, doncs, per la seva supervivència, les empreses deixaran d’invertir, la qual cosa afectarà, sens dubte, al nombre de treballadors de la plantilla, ja que es veuran obligades a fer ajustos de disminució de l’ocupació per a mantenir una mínima rendibilitat. Al mateix temps, des del punt de vista de la demanda, i vista la situació d’incertesa existent, res fa pensar que les famílies gastaran ràpidament el que han estalviat durant aquests mesos de confinament, i moltes d’elles hauran vist disminuir els seus ingressos malgrat les ajudes rebudes en els casos d’atur parcial per ERTOs, i tenint en compte que l’atur global augmentarà de forma important, tal com ha previst, entre d’altres, l’Organització Internacional del Treball (OIT). S’entrarà en una època en què les famílies es veuran forçades a estalviar i en conseqüència, molt probablement, la demanda de consum de béns durables i de certs serveis continuarà essent baixa per força temps.
Aquest doble xoc, de l’oferta i de la demanda, ens pot conduir de forma ràpida a una crisi duradora en què les empreses intentaran sobreviure i reconstituir els seus marges de vendes i de beneficis i faran ajustos. Baixarà la demanda d’inversió en mitjans de producció i béns d’equip i en l’àmbit de l’ocupació augmentaran els acomiadaments. Això disminuirà els ingressos de les famílies, reduirà més els nivells de la demanda i conduirà a menys inversions, fallides d’empreses i més acomiadaments. El bucle d’una veritable crisi econòmica. L’economia capitalista intentarà buscar un nou equilibri que, en molts sectors, sens dubte, i probablement també globalment, serà molt inferior al d’abans de la crisi a l’àmbit d’inversions, rendibilitat, ocupació, ingressos i nivell de vida en general.

Què es pot fer, per part dels governs dels països capitalistes neoliberals, davant d’aquesta crisi econòmica que s’ha anat convertint en autònoma de la crisi sanitària, i que sembla tenir moltes possibilitats d’esdevenir sistèmica? La primera temptació que poden tenir els neoliberals, que creuen en els ajustos «naturals» de l’economia, és la d’eliminar ràpidament les ajudes excepcionals del sector públic a les empreses i les famílies i deixar que el sistema s’ajusti tot sol. Per aquesta gent podríem estar davant de la possibilitat d’accelerar una nova «destrucció creadora» (desaparició de les empreses obsoletes i aparició de noves empreses rendibles amb les corresponents conseqüències sobre l’ocupació) tot afavorint la digitalització de l’economia. En el neoliberalisme això no és necessàriament contradictori amb algunes mesures de suport públic a la demanda (d’arrel keynesiana) per tal que l’arribada a un nou equilibri sigui menys dolorosa socialment i per compensar la manca de demanda del sector privat. Amb aquesta política hi hauria acomiadaments de treballadors en alguns sectors econòmics mentre que en d’altres (els que gaudissin de la despesa pública) hi podria haver noves contractacions.
Ara bé, és una política que té molts riscos i que planteja molts dubtes: fins a quin punt creixerà l’atur?; com s’ha de fer l’estímul pressupostari, amb més despesa pública o amb baixades d’impostos i col·laboracions sector públic/sector privat a l’hora d’oferir serveis públics, que són les opcions preferides pels neoliberals?; quina magnitud ha de tenir aquest estímul? Quin risc existeix que aquesta «economia digital» no afavoreixi ni la productivitat ni el creixement econòmic i, en canvi, promogui ocupacions de baixa gamma, mal pagades i precàries, com ha passat aquests darrers anys amb els Glovo, Airbnb, Uber, Cabify, etcètera? Es pot tenir la seguretat que el suport a l’economia serà suficient o bé la demanda (de consum i d’inversió) continuarà essent massa feble, l’ocupació creada insuficient i les empreses, amb una rendibilitat escassa, faran fallida? S’ha de tenir en compte que el punt de partida de la majoria d’economies europees, especialment les del Sud, ja no era especialment pròspera abans de la crisi sanitària i s’havia basat, en part important, en el creixement de les economies emergents i especialment de la Xina. No sembla una alternativa massa fiable.
Una segona opció seria la de continuar amb una economia «congelada» amb el suport del sector públic. Podria ser una alternativa possible si la crisi sanitària i la crisi econòmica continuen per molt temps i, potser, s’agreugen, i si el BCE està disposat, com sembla, a donar el suport que faci falta a les economies europees (i el mateix als EUA i a les altres economies grans). Es podria, doncs, imaginar una situació en què es mantingui o, fins i tot, s’augmenti el sistema d’atur parcial amb els ERTOs, tot substituint a les empreses en el pagament dels salaris, i a més l’ampliació de les ajudes directes i els préstecs garantits pel sector públic a les empreses. Es donaria suport a la demanda de consum de les famílies i a la inversió de les empreses que veurien alguna expectativa de poder vendre els seus productes. Tot plegat amb l’objectiu d’evitar fallides d’empreses i limitar l’atur tot el que sigui possible, per tal de frenar l’espiral de la crisi econòmica. I si s’aconseguís conservar el teixit productiu, o una part important d’aquest, les necessitats per a un rellançament socialment sostenible serien menys importants que en el primer cas. En definitiva, la substitució de l’economia mercantil capitalista pel sector públic s’hauria de mantenir fins que aquella pugui tornar a funcionar de forma autònoma.

Però aquesta política tampoc estaria exempta de riscos. Les polítiques de protecció per evitar la fallida de les empreses no sempre suposen el manteniment de l’ocupació perquè, a vegades, les empreses utilitzen els recursos que se’ls hi faciliten per a restablir la seva competitivitat i, en alguns casos, això pot suposar, fins i tot, l’acomiadament de treballadors per tal de reduir costos. El més important és, però, que una política global per salvar les empreses i l’ocupació no resol el tema de la política econòmica futura. Perquè per salvaguardar l’ocupació el sector públic hauria de garantir que les empreses fossin rendibles, fessin beneficis. I això suposaria, necessàriament, facilitar-los una fiscalitat favorable, la reducció de les restriccions legals i la liberalització del mercat de treball. Per afavorir la competitivitat i la innovació de les empreses caldria que el sector públic es tornés a posar al servei dels interessos del capital contra els del treball, que és l’essència del neoliberalisme. I de la mateixa manera que, quan ha convingut, s’ha establert una espècie de «socialisme» temporal per salvar l’ocupació, immediatament passaria a ser urgent una fase de liberalització per, teòricament, «crear llocs de treball». Un cop hagi passat la crisi es reprendria la lògica de l’acumulació del capital: abans la crisi obligava el sector públic a protegir les empreses de la fallida per salvar l’ocupació, ara el creixement i la productivitat obligaran el sector públic a aixecar les restriccions que afecten aquestes mateixes empreses en nom de la creació d’ocupació. Si la creació d’ocupació es deixa en mans  del mercat, el sector públic només podrà ser un simple col·laborador dels mecanismes de mercat. Si es pensa que els llocs de treball són creats per l’acumulació privada de capital i que l’economia es limita a una necessitat infinita d’acumulació privada, la funció del sector públic serà només la d’acompanyar la recerca de beneficis pels capitalistes privats i, per tant, la de dedicar-se a substituir al sector privat quan aquest no pugui complir amb les seves necessitats d’acumulació i de beneficis i de donar-li els mitjans per expandir-se quan ho pugui fer tot sol.
Una tercera possibilitat implicaria partir d’una altra concepció de l’economia. L’economia hauria de ser el mitjà que ens permetés bàsicament respondre a les necessitats socials, de la majoria de la gent, perquè tothom pugui viure de la millor manera possible, autònomament, sobiranament. Una economia que no respongui als interessos del capital sinó a les necessitats de la vida de la gent. Unes necessitats que es defineixen de manera comuna, conjuntament, planificadament de forma democràtica, participativa, autogestionada. En aquest context, radicalment diferent, les empreses també tenen unes funcions diferents: ja no són el mitjà per donar valor continuadament al capital, sinó que es converteixen en un col·lectiu de treball que intenta respondre a les necessitats definides col·lectivament. Aleshores, l’ocupació ja no dependria de les necessitats de l’acumulació del capital sinó de les necessitats socials. En una economia/societat d’aquest tipus la prioritat ja no és la de salvar les ocupacions «en si mateixes», sinó assegurar la satisfacció de les necessitats esmentades. L’acció del sector públic es fa en funció de les necessitats socials. Com que la prioritat és que tothom pugui viure de forma digna, hi ha d’haver una garantia que tothom tindrà la seva ocupació o una renda universal equivalent assegurada. El sector públic podria prioritzar empreses i sectors econòmics, i si cal nacionalitzar-los/socialitzar-los, en funció de certs criteris: quins béns i serveis es produeixen, quines repercussions tenen sobre el medi ambient, com s’organitza la producció i a què es dediquen els possibles beneficis, quin paper han de tenir les empreses públiques, les cooperatives i empreses d’economia social, les petites empreses i els autònoms privats, hi hauria limitacions estrictes a les deslocalitzacions i a les relacions amb paradisos fiscals, etcètera.

El gran tema és si és possible d’utilitzar la crisi per donar la prioritat al manteniment i la millora del nivell de vida de la majoria de la població, en lloc de dedicar-se a salvar al capital privat tot utilitzant, per cert, l’excusa de salvar l’ocupació. Si del que es tracta és d’organitzar la vida de la gent i, per tant, l’economia i la societat, d’una altra manera, sembla imprescindible que el sector públic tingui un paper central i fonamental a l’hora de definir i ordenar la producció dels béns i serveis, així com la seva distribució entre la gent i les relacions econòmiques i socials que han d’organitzar i coordinar la convivència i el funcionament de la societat. Ara bé, en una societat tan globalitzada com l’actual, és possible fer tot això, que sembla radicalment necessari, en un sol país? I és possible fer-ho sense l’existència d’uns moviments socials (sindicals, ecologistes, feministes, cooperativistes, anticapitalistes, etcètera) i polítics que siguin suficientment forts i estiguin convenientment organitzats per aconseguir-ho? Aquestes són, em sembla, i més després de la darrera experiència a Grècia, les grans qüestions pels moviments i les forces de l’esquerra transformadora ara com ara.
Nota final: Evidentment, aquestes ratlles són deutores de molts articles (i molts autors) que he llegit aquestes darreres setmanes (i encara me’n queden molts per llegir perquè, tot i intentar seleccionar, encara en tinc un pilot gran). És just, però, dir que m’han influït i inspirat de manera especial els articles que han escrit sobre el tema el periodista econòmic Romaric Godin i l’economista Michael Roberts.

Tornar a la "normalitat"?


Ara ja fa unes setmanes a La Directa em varen publicar aquest article:

Tornar a la "normalitat"?

Durant la pandèmia de la COVID-19 ha parat el funcionament “normal” de l’economia mercantil capitalista. El que ha continuat funcionant ha estat gràcies a les mesures preses pels estats: bàsicament un cert manteniment dels ingressos via l’atur parcial que suposen els ERTO i els préstecs garantits a les empreses i autònoms que, almenys teòricament, haurien de compensar les pèrdues en la seva xifra de vendes i la seva rendibilitat. I també per les actuacions de la Unió Europea (UE), particularment la intervenció del Banc Central Europeu (BCE) per comprar deute públic i privat.
És a dir, els estats i la UE, el sector públic en definitiva, ha substituït el mercat com a font de finançament de l’economia. Una forma de “socialisme” de la que no s’ha d’oblidar la seva naturalesa real: en general, no hi ha intervenció sobre la producció de béns i serveis sinó que del que es tracta és de preservar-la amb una espècie de “congelació” de l’economia. No es tracta de modificar res essencial del funcionament de l’economia capitalista, sinó de mantenir tot el que sigui possible en espera que es pugui tornar a la “normalitat” com més aviat millor.

Del que es tractaria és que un cop hagi passat l’amenaça sanitària, s’hagin pogut preservar els ingressos per tal que torni el consum, les empreses puguin vendre i recuperar els seus nivells d’activitat i els seus marges de benefici. Aquesta dinàmica potser podria funcionar si la crisi sanitària hagués estat curta, però des del moment que aquesta “congelació” de l’economia s’ha allargassat, no evitarà, probablement, la degradació de les possibilitats que es pugui recuperar ràpidament. En la situació actual, la crisi econòmica ha agafat la seva pròpia autonomia. L’economia capitalista intentarà buscar un nou equilibri que, en molts sectors, sens dubte, serà molt inferior al d’abans de la crisi en l’àmbit d’inversions, rendibilitat, ocupació, ingressos i nivell de vida en general.

Un cop que, almenys a Europa, sembla que ha passat, teòricament, la fase més aguda de la crisi sanitària, es comença a plantejar quina és la política econòmica a seguir en aquesta fase que s’ha anomenat la “nova normalitat”. Hi ha diverses propostes sobre la taula però, per la personalitat dels seus autors (destacats neokeynesians/neoliberals francesos que a més han estat nomenats membres de la comissió especial creada per Macron per pensar el “després de la crisi”) i també per la importància del think tank neoliberal americà que ho publica, crec que és d’especial interès la publicació “A New Policy Toolkit Is Needed as Countries Exit COVID-19 Lockdowns”.
Primerament, fan un repàs de les principals mesures que s’han pres durant el confinament. D’una banda, els treballadors han acceptat no treballar durant un temps amb una reducció del seu salari però mantenint els contractes, i els governs han pagat els empresaris la major part dels costos laborals dels seus empleats: el que han sigut els ERTO en el cas espanyol. D’altra banda, els governs han ajudat les empreses mitjançant ajornaments d’impostos, préstecs garantits, compra d’accions o participacions en el capital. En alguns casos s’han donat subvencions o préstecs garantits també a autònoms i start-ups.
Seguidament, i aquest és el nucli de l’article, plantegen què s’ha de fer en la fase de postconfinament estricte. Bàsicament, proposen anar disminuint progressivament el règim de manteniment dels contractes dels llocs de treball en atur parcial i anar-lo substituint, també progressivament, per subsidis salarials sectorials a les empreses que més o necessitin perquè han estat afectades per importants disminucions de la demanda o de la productivitat. Al mateix temps, proposen mantenir els crèdits garantits a les empreses, més moderadament i condicionadament, així com la participació accionarial de l’estat en les empreses, però amb molt de compte. Finalment, també proposen introduir, amb molta prudència, procediments de reestructuració del deute de les Pimes que s’hagin endeutat excessivament i tenen dificultats per retornar aquests deutes. En definitiva, consideren que, amb el començament de la “nova normalitat”, la política econòmica ha d’intentar donar suport a la recuperació. Amb suport pressupostari i fiscal des del punt de vista de la demanda, i posant gradualment l’èmfasi en el suport de llocs de treball productius i empreses viables des del cantó de l’oferta.

És realment sorprenent i xocant que aquests (i altres) economistes, partidaris de l’ortodòxia econòmica neoliberal, surtin ara a defensar mesures de política econòmica molt contradictòries amb el que han defensat sempre. Partidaris extrems de la liberalització del mercat de treball: la força de treball (la mà d’obra, diuen ells) s’havia d’adaptar a les condicions de la competència i del mercat en qualsevol circumstància i tingués les conseqüències que tingués, perquè la “destrucció creativa” del capitalisme acabava donant bons resultats. I ara demanen subvencions públiques a les empreses per pagar els salaris dels treballadors, i crèdits garantits i participacions accionarials o ajudes a les empreses.
Ho justifiquen dient que s’està en una situació “anormal”, donant per suposat que es tornarà a la situació que ells consideren “normal” en un període curt de temps, cosa que, veient les prediccions dels organismes internacionals (el darrer l’OCDE), és més que dubtosa. De fet, el canvi de posicionament d’aquests economistes no és només conseqüència que estem davant d’una crisi molt important, sinó també que les seves teories i els seus models no funcionen. I, en el fons, una vegada més, dient que volen salvar els llocs de treball, des de la seva perspectiva neoliberal, el que volen salvar són les empreses i els seus accionistes amb les subvencions, crèdits garantits i participacions. S’utilitza l’argument de l’ocupació per subvencionar massivament el capital. De nou privilegiar, el capital per sobre del treball.

A més, si es donen a les empreses subvencions per pagar els salaris, crèdits garantits, participacions accionarials o ajudes d’estat, el més lògic seria que el sector públic tingués una participació en l’accionariat de l’empresa i/o participés en la gestió, productiva i administrativa de l’empresa: per exemple, en l’organització de la producció, les relacions salarials i laborals, l’estratègia i model d’empresa, a què es dediquen els possibles beneficis que faci l’empresa, etcètera.

D’altra banda, que vol dir en una economia capitalista una “situació normal”? Com sabem, el capitalisme està caracteritzat per l’existència de cicles i crisis recurrents i molt sovintejades. I sembla que cada vegada més. Ara mateix, encara no havíem acabat de sortir de la crisi de 2008 i ja n’ha començat una altra que té tota la pinta de ser molt més greu. Perquè l’endeutament de les empreses i les famílies és molt elevat, i la rendibilitat del capital real és molt reduïda. Una altra cosa és el que passa amb el capital financer (fictici, en deia Marx) que es mou en el sistema financer i les borses. Però això ja seria tema per a un altre article.

dimecres, 17 de juny del 2020

Recuperació escassa


Fa una setmana i mitja que a El PuntAvui em varen publicar aquest article:

Tribuna

Recuperació escassa

Fa pocs dies, la Comissió Euro­pea (CE) va pre­sen­tar la seva pro­posta per a un pla de recu­pe­ració euro­pea, lli­gat al pres­su­post a llarg ter­mini (2021-2027) de la Unió Euro­pea (UE). Aquesta pro­posta, que s’ano­mena “Next gene­ra­tion EU”, supo­sa­ria, diuen, 750 bili­ons d’euros per als països euro­peus. Teòrica­ment, 500 bili­ons en forma de sub­ven­ci­ons i 250 en forma de préstecs en un període de dos a tres anys.

Però, quan s’ana­litza més con­cre­ta­ment, la dis­tri­bució exacta no és tan clara: sem­bla com si 190 bili­ons es repar­ti­ran en el marc del pres­su­post euro­peu (dels quals no és del tot clar quins seran en forma de sub­ven­ci­ons i quins en forma de crèdits) i, de la resta, la “Reco­very and resi­li­ence faci­lity”, amb 560 bili­ons, 310 serien en forma de sub­ven­ci­ons i 250 en forma de préstecs. S’ha esti­mat que l’Estat espa­nyol podria rebre 77 bili­ons en forma de sub­ven­ci­ons i 63 en forma de préstecs. Encara que les quan­ti­tats puguin fer impressió, la majo­ria d’experts con­si­de­ren que es que­da­ran molt cur­tes davant de les neces­si­tats reals de recur­sos. De fet, alguns càlculs esti­men que l’impacte econòmic del pla només serà, com a màxim, del 0,56% del PIB de la UE durant qua­tre anys, i pot­ser en els dos pri­mers podria arri­bar al 0,86%.

Tan­ma­teix, això és una pro­posta que ara tindrà un llarg recor­re­gut de nego­ci­a­ci­ons abans de ser apro­vada per una­ni­mi­tat per tots els països de la UE, i ja se sap que a alguns països del nord no els agrada que hi hagi sub­ven­ci­ons. Es pre­veu que dura­ran fins al desem­bre 2020 i que el pla no es podrà imple­men­tar, en el millor dels casos, fins al gener de 2021. I ningú és capaç de pre­dir com que­darà després d’aquest llarg procés i amb la neces­si­tat d’una­ni­mi­tat. D’altra banda, de moment no és gens clar si per rebre aquests diners caldrà o no com­plir cer­tes con­di­ci­ons, con­cre­ta­ment si caldrà pre­sen­tar pro­gra­mes d’ajust o de refor­mes estruc­tu­rals. Tam­poc és clar si les sub­ven­ci­ons o els préstecs s’atri­bui­ran direc­ta­ment als estats mem­bres o ani­ran lli­gats a pro­jec­tes o pro­gra­mes d’inversió específics que podran pre­sen­tar les regi­ons o les col·lec­ti­vi­tats locals o altres orga­nis­mes.

Pel que fa als préstecs que con­certi la UE sem­bla que els països (o les ins­ti­tu­ci­ons cor­res­po­nents) els podran retor­nar a molt llarg ter­mini, tot començant els pri­mers reem­bor­sa­ments a par­tir de 2028. Pel que fa a les sub­ven­ci­ons, és pre­vist de finançar-les a par­tir d’algu­nes taxes d’àmbit euro­peu (sobre les empre­ses digi­tals amb una xifra de ven­des supe­rior als 750 mili­ons d’euros a la UE, sobre les empre­ses que gene­ren impor­tants bene­fi­cis gràcies a l’existència del mer­cat únic euro­peu, sobre les emis­si­ons de diòxid de car­boni) que, com a molt, podrien supo­sar 35 bili­ons d’euros, però sobre­tot a par­tir de les con­tri­bu­ci­ons que cada país fa al pres­su­post euro­peu. És a dir que, per exem­ple en el cas de l’Estat espa­nyol, les sub­ven­ci­ons reals que final­ment rebrà de la UE serien clara­ment infe­ri­ors als 77 bili­ons dels quals parlàvem abans, perquè cal­dria res­tar-li l’apor­tació que l’Estat haurà de fer a la CE per finançar el pres­su­post comu­ni­tari.

Set notes urgents sobre el tancament de Nissan


Ja fa uns dies que a Crític em varen publicar aquest article:



Set notes urgents sobre el tancament de Nissan

Es parla de la nacionalització/socialització de Nissan. Però per fabricar què? Cotxes o altres coses? Cal estudiar-ho bé.

28/05/2020 | 20:07

1-. Primer de tot, voldria expressar la meva solidaritat amb els treballadors de Nissan i de les seves empreses proveïdores, que estan vivint una situació molt difícil i mereixen tot el suport que les institucions públiques, la societat i cadascun de nosaltres els puguem donar.

2-. En Sergi Picazo, que és molt insistent, em demana algunes notes urgents sobre el tancament de Nissan. Jo coneixia bastant bé la situació a Nissan de 2007 a 2010, ja fa molt temps, però no tant des d’aleshores. A més, seran notes esquemàtiques, segur que massa, i, per tot això d’antuvi demano excuses a tothom. Però em diuen que l’actualitat requereix reaccions ràpides. Confesso d’entrada que no és el que m’agrada, però tinc des de fa temps un deute pendent amb CRÍTIC.

3-. El problema principal de Catalunya i de l’estat espanyol en el sector automobilístic és, crec, que cap de les empreses que hi té fàbriques aquí no és ni catalana ni espanyola, i que cap de les dues administracions públiques s’ha preocupat (o pogut) aconseguir una participació significativa en el capital de cap de les empreses, al contrari, per exemple, del que passa a França o a alguns lander alemanys. Evidentment, davant d’una decisió de Nissan de marxar no és el mateix que la Generalitat o l’estat no hi tinguin participació o que n’hi haguessin tingut. Només cal mirar el que està fent França amb Renault o el que faran els lander alemanys, o fins i tot el govern federal, en les empreses automobilístiques on participen.

4-. Crec que des de fa més de deu anys l’aposta principal de Nissan a Europa era a Sunderland, al Regne Unit. Només cal que ens fixem en quins models es va anar decidint fabricar allà i quins aquí. A Barcelona més aviat models antics de Nissan, mentre que a Sunderland es feia el seu model estrella actual, el Qashqai, i algunes de les seves apostes de futur, el Juke SUV i el seu model elèctric Leaf. Per cert, pels que eren/són apocalíptics amb el Brexit, Nissan decideix no tenir cap planta de producció a la Unió Europea (UE) i, en canvi, mantenir la de Sunderland al Regne Unit, tot i que probablement haurà de pagar alguns aranzels per exportar els seus cotxes a la UE.

5-. Tenint en compte les dues notes anteriors, ara, des de la distància temporal (és més fàcil dir-ho que quan et trobes al mig de l’embolic), no tinc gens clar que l’estratègia que es va seguir/s’ha seguit per part de la Generalitat i de l’estat amb Nissan (o amb Seat) fos/sigui la més correcta. I el mateix podem dir del que es feia/fa amb altres empreses automobilístiques en altres comunitats autònomes espanyoles. En definitiva, s’han anat donant subvencions (no crèdits) a aquestes empreses per a projectes d’innovació tecnològica, bàsicament, que havien d’aplicar en les seves plantes. Cal dir que, almenys en algunes ocasions, això es produïa després d’una certa tensió en què l’empresa feia pressió per aconseguir aquestes subvencions a canvi que no hi hagués acomiadaments (o no tants), o que es continués produint un determinat model o amb la promesa que en el futur arribarien nous models a la planta. Des de la facilitat que dóna la distància temporal, insisteixo, potser cal preguntar-se si no hauria estat una millor estratègia, per part de la Generalitat i de l’estat, invertir en la planta a canvi d’una participació en el capital de l’empresa, i/o de la participació en el consell d’administració i altres organismes de la direcció i organització de la producció de l’empresa, com fan el govern francès i els lands i el govern federal alemany. Potser ara es tindrien més coses a dir i a fer quan ens comuniquen que se’n volen anar.

6-. I ara què es pot fer? Avui alguns partits polítics i a les xarxes socials es parla de la nacionalització/socialització de Nissan. Teòricament això està prohibit per la UE i fins i tot invertir/donar ajudes a les empreses està sotmès a moltes limitacions. És cert que França i Alemanya no han fet cas, més d’un cop, a aquestes restriccions i, a més, amb l’actual crisi sembla que la UE està disposada a permetre més flexibilitat en aquest sentit, com es veu en el sector aeronàutic (amb Alitalia o Luthfansa) o en el mateix sector del motor a França o Alemanya, per exemple. Tanmateix, si Nissan acaba marxant com sembla, si es volen salvar els quasi 3.000 llocs de treball de les plantes de l’empresa, no sembla que hi hagi gaire més opció que la nacionalització/socialització. Però per fabricar què? Cotxes o una altra cosa? Caldrà estudiar i tenir en compte moltes coses i prendre moltes decisions que no són ni fàcils ni ràpides desgraciadament.

7-. I què passa amb les empreses proveïdores i amb els seus milers de treballadors? Aquí em sembla que cal distingir dos casos. Una cosa són les empreses mitjanes (o petites) que ja fa temps que han estat treballant per diversificar els seus clients i els seus productes i que no depenen exclusivament de Nissan; en aquest cas, tindran més possibilitats de mantenir-se, tot reorganitzant la seva producció i buscant nous clients locals o internacionals, i en algun cas potser necessitaran ajudes públiques. Una altra cosa són les petites empreses, microempreses o autònoms que només treballaven per a Nissan, les quals necessitaran ajudes públiques força importants per a subsistir i poder reorientar la seva producció, o si no, molt probablement faran fallida.

*** AMPLIACIÓ DE LA PRIMERA VERSIÓ ***

Cinc notes urgents (més) sobre el tancament de Nissan

1.- Tots els països desenvolupats han viscut, a partir d’un determinat moment, un procés de pèrdua de pes de la indústria (del PIB i de l’ocupació), mentre anava guanyant pes el sector serveis. A Espanya això va passar durant els anys setanta. Tanmateix, aquest fenomen, que alguns han anomenat desindustrialització, s’ha de relativitzar perquè una part significativa de l’augment dels serveis és una conseqüència de l’externalització d’activitats que abans es feien dins de les plantes industrials: per exemple, el transport, la neteja, el manteniment d’instal·lacions i maquinària, o també, la publicitat, el màrqueting, la comptabilitat, les gestions administratives. Són els que s’anomenen els serveis a les empreses o els serveis a la producció. En alguns estudis que s’han fet, en el cas de Catalunya s’ha pogut comprovar com, si es consideren la indústria manufacturera i aquests serveis conjuntament, el seu pes en el PIB i en l’ocupació continua estant per sobre del 50%.

2.- La indústria espanyola, especialment la manufacturera, va viure una crisi molt important a partir de les dues crisis del petroli (1973 i 1979) que varen portar al govern del PSOE de Felipe González, a partir de 1982 (en part guiats per l’infame sentència del ministre d’Indústria —Solchaga— que “la millor política industrial és la que no existeix”), a un doble procés. D’una banda, a una reestructuració sectorial molt radical de la indústria, especialment en sectors tradicionals com el de la construcció naval, el siderúrgic o el tèxtil, a part de l’energètic que, tot i formar part de la indústria, no és part de la manufactura. D’altra banda, va començar un procés de privatització d’empreses públiques (algunes rendibles i d’altres no), de forma total (entre les quals Seat, Enasa/Iveco, Transatlàntica, Marsans) o de forma parcial (com ara Endesa, Repsol, Telefònica o Argentaria/Banco Exterior). En total, varen deixar a les arques públiques quasi 25.000 milions d’euros. Però el gran procés de privatitzacions va arribar amb Aznar, que va privatitzar del tot les joies de la corona —Endesa, Tabacalera/Altadis, Repsol, Telefónica, Gas Natural, Argentaria—, amb uns ingressos de 30.000 milions d’euros. D’altra banda, Rajoy va privatitzar el 49% d’AENA.

3.- Però les dues grans idees neoliberals, que el millor és no tenir política industrial i que cal privatitzar perquè la gestió pública no funciona i és molt millor la gestió privada o, com a màxim, els acords per a la gestió público-privada, ja havien fet forat i havien vingut per quedar-se, tant a l’estat espanyol com a la majoria de CCAA, amb alguna il·lustre excepció, com el cas d’Euskadi, on sempre han pensat que la política industrial pública era essencial per poder construir un país com cal.

4.- Simultàniament, s’havia anat produint el procés de financiarització de l’economia, amb un pes cada vegada més important del sistema financer a l’economia. Els bancs i les caixes (mentre van existir) van decidir, amb l’aquiescència dels governs de torn, que el finançament de la indústria manufacturera no era el seu objectiu, i que preferien dirigir el seu negoci —a més de les actuacions pròpiament financeres— cap a la indústria energètica (que recordem que no és manufacturera), cap al turisme i els seus sectors relacionats (restauració, comerç) i cap al sector immobiliari (construcció). Amb això, quan va arribar la crisi de 2008 es va veure que havien contribuït a fomentar les bombolles financera, immobiliària i turística que, quan varen explotar, varen agreujar la crisi espanyola i van fer que fos necessari rescatar la banca amb més de 60.000 milions d’euros, que encara no han tornat. De fet, contribuïen al fet que España jugués el paper que se li havia assignat en l’àmbit geopolític europeu en el marc de l’Unió Econòmica i Monetària i l’euro: ser el lloc on els europeus del nord tenen les seves segones residències, venen a fer les seves vacances per gaudir del sol i de la platja a un preu relativament bo. Mentrestant, ells es dediquen a la indústria manufacturera els productes de la qual els comprarem, entre altres, nosaltres amb els diners que ells es gasten aquí i amb els crèdits que ens donen, si convé. Ells van tenint superàvits en els seus comptes exteriors i nosaltres anem acumulant dèficits i ens hem de continuar endeutant, bàsicament amb ells mateixos.

5.- És a dir, a Espanya i a la majoria de les seves CCAA no hi ha hagut una política industrial pública i activa, digna d’aquest nom, si més no des de l’infame asseveració de Solchaga. I d’aquella pols, vénen aquests fangs quan parlem del cas de Nissan i de les empreses proveïdores que hi estan relacionades. I esperem que des de la Generalitat de Catalunya i des del govern de l’estat, primer, es trobi una solució, la millor possible, per a les plantes de Nissan i els seus proveïdors i, molt especialment, per als treballadors (i les seves famílies) d’aquestes empreses. Segon, que es faci un replantejament radical, i el més ràpid possible, de la política industrial, de Catalunya i de l’estat, per tal de no tornar-nos a trobar en una situació com aquesta, davant de la important crisi que ens espera en el proper futur.